Sabéis lo importante que es el lenguaje, la importancia de conocer el significado de las palabras para que la comunicación sea posible, ahora que estrenamos II Plan y para que sirva como anticipo del 8 de Marzo "Día de las Mujeres" os quiero invitar a reflexionar y redefinir nuestros conceptos (... si fuéramos capaces de entender el significado de esta palabra solamente) con el siguiente texto.
Soy
feminista: (Florence Thomas)
"Nunca
he declarado la guerra a los hombres; no declaro la guerra a nadie, cambio la
vida: soy feminista.
No soy ni amargada ni insatisfecha: me gusta el humor, la
risa, pero sé también compartir los duelos de las miles de mujeres víctimas de
violencia: soy feminista.
Me gusta con locura la libertad más no el
libertinaje: soy feminista.No soy pro-abortista, soy pro-opción porque conozco
a las mujeres y creo en su enorme responsabilidad: soy feminista. No soy
lesbiana, y si lo fuera ¿cuál sería el problema? Soy feminista. Sí, soy feminista
porque no quiero morir indignada. Soy feminista y defenderé hasta donde puedo
hacerlo a las mujeres, a su derecho a una vida libre de violencias. Soy
feminista porque creo que hoy día el feminismo representa uno de los últimos
humanismos en esta tierra desolada y porque he apostado a un mundo mixto hecho
de hombres y mujeres que no tienen la misma manera de habitar el mundo, de
interpretarlo y de actuar sobre él. Soy feminista porque me gusta provocar
debates desde donde puedo hacerlo. Soy feminista para mover ideas y poner a
circular conceptos; para reconstruir viejos discursos y narrativas, para
desmontar mitos y estereotipos, derrumbar roles prescritos e imaginarios
prestados. Soy feminista para defender también a los sujetos inesperados y su
reconocimiento como sujetos de derecho, para gays, lesbianas y transgeneristas,
para ancianos y ancianas, para niños y niñas, para indígenas y
afrodescendientes y para todas las mujeres que no quieren parir un solo hijo
más para la guerra.
Soy
feminista y escribo para las mujeres que no tienen voces, para todas las
mujeres, desde sus incontestables semejanzas y sus evidentes diferencias. Soy
feminista porque el feminismo es un movimiento que me permite pensar también en
nuestras hermanas afganas, ruandesas, croatas, iraníes, que me permite pensar
en las niñas africanas cuyo clítoris ha sido extirpado, en todas las mujeres
que son obligadas a cubrirse de velos, en todas las mujeres del mundo
maltratadas, víctimas de abusos, violadas y en todas las que han pagado con su
vida esta peste mundial llamada misoginia. Sí, soy feminista para que podamos
oír otras voces, para aprender a escribir el guión humano desde la complejidad,
la diversidad y la pluralidad. Soy feminista para mover la razón e impedir que
se fosilice en un discurso estéril al amor.
Soy
feminista para reconciliar razón y emoción y participar humildemente en la
construcción de sujetos sentipensantes como los llama Eduardo Galeano. Soy
feminista y defiendo una epistemología que acepte la complejidad, las
ambigüedades, las incertidumbres y la sospecha. Sé hoy que no existe verdad
única, Historia con H mayúscula, ni Sujeto universal. Existen verdades, relatos
y contingencias; existen, al lado de la historia oficial tradicionalmente
escrita por los hombres, historias no oficiales, historias de las vidas
privadas, historias de vida que nos enseñan tanto sobre la otra cara del mundo,
tal vez su cara más humana. En fin soy feminista tratando de atravesar
críticamente una moral patriarcal de las exclusiones, de los exilios, de las
orfandades y de las guerras, una moral que nos gobierna desde hace siglos.
Trato de ser feminista en el contexto de una modernidad que cumple por fin sus
promesas para todos y todas. Como dice Gilles Deleuze ’siempre se escribe para
dar vida, para liberarla cuando se encuentra prisionera, para trazar líneas de
huida’. Sí, trato de trazar para las mujeres de este país líneas de huida que
pasen por la utopía. Porque creo que un día existirá en el mundo entero un
lugar para las mujeres, para sus palabras, sus voces, sus reivindicaciones, sus
desequilibrios, sus desórdenes, sus afirmaciones en cuanto seres equivalentes
políticamente a los hombres y diferentes existencialmente. Un día, no muy
lejano, espero, dejaremos de atraer e inquietar a los hombres; dejaremos de
escindirnos en madres o putas, en Marías o Evas, imágenes que alimentaron
durante siglos los imaginarios patriarcales; habremos aprendido a realizar
alianzas entre lo que representa María y lo que significa Eva. Habremos
aprendido a ser mujeres, simplemente mujeres. Ni santas, ni brujas; ni putas,
ni vírgenes; ni sumisas, ni histéricas, sino mujeres, resignificando ese
concepto, llenándolo de múltiples contenidos capaces de reflejar novedosas
prácticas de sí que nuestra revolución nos entregó; mujeres que no necesiten
más ni amos, ni maridos, sino nuevos compañeros dispuestos a intentar
reconciliarse con ellas desde el reconocimiento imprescindible de la soledad y
la necesidad imperiosa del amor. Por esto repito tantas veces que ser mujer hoy
es romper con los viejos modelos esperados para nosotras, es no reconocerse en
lo ya pensado para nosotras, es extraviarse como lo expresaba tan bellamente
esta feminista italiana Alessandra Bocchetti. Sí, no reconocerse en lo ya
pensado para nosotras. Por esto soy una extraviada, soy feminista. Y lo soy con
el derecho también a equivocarme"
Florence Thomas
Cofundadora
del grupo Mujer y sociedad. Feminista activista, Florence es además asesora de organismos
oficiales no gubernamentales en el campo de la problemática femenina y los
estudios de género. Autora de varios libros, entre los que se destacan El
macho y la hembra reconstruidos (1985), Los
estragos del amor (1995)
y Conversación con un hombre ausente (1997). En Aguilar tiene tres títulos Palabras
en el tiempo, Genero: Femenino y La mujer tiene la palabra. Es columnista de El
Tiempo desde 1999.
Ni más alto, ni más claro
Feliz día :)
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